La planificación patrimonial, clave para la tranquilidad del entorno familiar y empresarial
Ahora más que nunca, el derecho debe ser usado de forma proactiva, como una herramienta al servicio de las personas. En este sentido, temas tan personales como el fallecimiento, la incapacidad sobrevenida, el matrimonio, la convivencia en pareja e incluso la enfermedad terminal, pueden, y deben, ser objeto de reflexión por todos nosotros. El ancestral derecho civil español, con toda su riqueza foral, aporta distintas herramientas que nos permiten regular las consecuencias patrimoniales que cuestiones tan personales como las mencionadas tienen en nuestras vidas. Lo único que la ley nos exige es que seamos proactivos, que usemos las herramientas que nos da; si nosotros no regulamos expresamente las consecuencias, será la norma la que las dictará.
No es fácil iniciar un proceso de reflexión sobre estas cuestiones, pero si lo afrontamos como un acto de responsabilidad, veremos que es una oportunidad para clarificar nuestra voluntad, hacer que se cumpla, y dar tranquilidad a nuestro entorno familiar y empresarial. Este proceso de reflexión finalizará, probablemente, con el otorgamiento de distintos documentos jurídicos que serán los encargados de materializar nuestra voluntad.
Así, el Testamento, los Pactos Sucesorios o las Donaciones Mortis Causa nos pueden ayudar a ejecutar nuestra voluntad en caso de fallecimiento. Preguntas como ¿tengo hijos menores o con discapacidad a los que proteger especialmente?, ¿debo dejar los bienes a mis hijos por igual?, ¿me preocupa especialmente la liquidez de mi cónyuge si fallezco? o ¿puedo evitar que mis familiares políticos tengan acceso un día a mi patrimonio?, tienen que ser parte de mi proceso de reflexión y de regulación.
Otro escenario que debemos afrontar es la incapacidad sobrevenida. ¿Qué pasará con mi patrimonio si sufro una incapacidad por accidente o enfermedad? ¿Quién lo gestionará? ¿Cómo y con qué control o supervisión? ¿Quién tomará las decisiones sobre mis cuidados personales? La norma civil nos permite regular todas estas cuestiones ya sea mediante el otorgamiento de Poderes Preventivos en previsión de incapacidad, o ya sea mediante la escritura de Autotutela. Podemos, y deberíamos, contestarnos estas y otras preguntas, y decidir qué personas y bajo qué condiciones queremos que nos representen.
Incluso en caso de que nuestra situación sea irreversible o terminal, la norma nos da otra herramienta, el Testamento Vital, donde podemos recoger además las instrucciones dirigidas a los médicos y nombrar un interlocutor o representante para dicho ámbito. Algo tan sencillo como esto puede evitar conflictos familiares en situaciones que son muy sensibles por la alta carga emocional del momento, así como bloqueos patrimoniales relevantes.
Otras situaciones tan personales y habituales como el propio matrimonio o la convivencia estable tienen también consecuencias patrimoniales que, en mayor o menor medida, la norma nos deja modular. En este sentido, reflexionar sobre el régimen económico aplicable al matrimonio o la pareja, y las consecuencias económicas de una eventual ruptura, es fundamental y, en función de dicha reflexión, podemos decidir firmar o no capítulos matrimoniales o pactos previos en previsión de ruptura, que nada quitan de valor al compromiso del matrimonio o de los convivientes, sino más bien tratan de facilitarla y establecer determinadas normas objetivas en un momento en el que el conflicto no existe, ni es previsible ni por supuesto deseado.
Conscientes de que no es siempre fácil afrontar estos procesos de reflexión, pero conscientes también de la necesidad y utilidad de los mismos, los profesionales de Garrigues Private Client y Empresa Familiar acompañan y asesoran a empresarios, directivos, consejeros y profesionales en el proceso, maximizando las herramientas, figuras y recursos jurídicos que nos da nuestro derecho civil y, por supuesto, optimizando la fiscalidad dentro del marco normativo vigente en cada momento.
Departamentos de Fiscal y Empresa Familiar de Garrigues